Angie+Eric
París, 2015
El taxista simplemente espera. 
Lo llaman, va a tal sitio y espera a alguien, vaya saber a quien. 

Sale el futuro novio por la puerta del hotel. Alto, elegante, ojos claros y cierto apuro en el paso. Flanqueado por dos hombres mayores, serios, impecables en trajes a medida, algo que no sucede si tu vestuario es laboral o si no vas hacia algo trascendente.

En apenas diez metros de recorrido ya han recibido sin acusarlo una docena de fotos, ni se inmutan. Discuten los tres afuera del taxi, algo quiza se estarán olvidando? Las fotos siguen cayendo sobre ellos, y les tienen sin cuidado.

El taxista -tan poco francés como yo, mejor pero no tanto inglés que el mío- presiente la inminente presencia de una celebridad que no logra identificar pese a su entusiasmo. Y apenas me ubico de copiloto me lo pregunta, no vamos a perder más tiempo:

"Lo veo y lo vuelvo a ver, pero no estoy seguro. Quién es?"
-
Mientras navego el menú de mi Canon le ofrezco la mayor de las certezas:
"Sí, es él. Es él"
Vaya a saber quién.
Vamos, que estamos llegando tarde.